El Lugar más Pequeño (2011)
El Lugar más Pequeño (2011)
Dir Tatiana Huezo
Música Jacobo Lieberman y Leonardo Heiblum
Música Jacobo Lieberman y Leonardo Heiblum
Eran cinco familias las que caminaron durante días por la selva. Cuando llegaron a lo que fue su pueblo, no había quedado nada en pie.
La antigua plaza del pueblo estaba llena de huesos desperdigados.
La gente se organizó y comenzaron a juntar los restos de sus muertos.
Hoy, la vida se abre paso de nuevo, entre las pesadillas y las heridas de una guerra civil terrible.
Los personajes, campesinos de un pueblo mayoritariamente guerrillero, intentan seguir viviendo con la imagen siempre presente de sus muertos, sembrando la tierra y cuidando a sus animales.
Aún habiendo sido obligados a entregar las armas, permanecen organizados para no olvidar.
La antigua plaza del pueblo estaba llena de huesos desperdigados.
La gente se organizó y comenzaron a juntar los restos de sus muertos.
Hoy, la vida se abre paso de nuevo, entre las pesadillas y las heridas de una guerra civil terrible.
Los personajes, campesinos de un pueblo mayoritariamente guerrillero, intentan seguir viviendo con la imagen siempre presente de sus muertos, sembrando la tierra y cuidando a sus animales.
Aún habiendo sido obligados a entregar las armas, permanecen organizados para no olvidar.
Con la directora Tatiana Huezo, habíamos colaborado en el 2001 en su corto El Ombligo del Mundo, con una pieza para muchos cellos.
En este este hermosísimo documental contemplativo teníamos como principal reto el no echar a perder la película con la música.
Creamos varios pads muy sutiles con flautas graves, cuerdas y armónicos.
Los dos cues más grandes son casi al final en donde la lluvia se debía mezclar con la música y con la esperanza del pueblo. El otro momento más musical es el de las fotos de los muertos en donde el audio de la película desaparece por completo y solo quedan música y fotos, siempre cuidando no pasarnos de dramatismo en una y de optimismo en la otra.
La desición que tomamos con Tatiana fue de cuerdas solas para el cue de las fotos (que al final termino siendo solo dos voces: un armónico y una cuerda) y para el cue final jaranas, requintos, mandolinas, guitarras, contrabajo, bombo, cello y violin, con los pizzicatos y punteos de las jaranas y requintos mezclandose con las gotas y la música creciendo con la intensidad de la lluvia.
En este este hermosísimo documental contemplativo teníamos como principal reto el no echar a perder la película con la música.
Creamos varios pads muy sutiles con flautas graves, cuerdas y armónicos.
Los dos cues más grandes son casi al final en donde la lluvia se debía mezclar con la música y con la esperanza del pueblo. El otro momento más musical es el de las fotos de los muertos en donde el audio de la película desaparece por completo y solo quedan música y fotos, siempre cuidando no pasarnos de dramatismo en una y de optimismo en la otra.
La desición que tomamos con Tatiana fue de cuerdas solas para el cue de las fotos (que al final termino siendo solo dos voces: un armónico y una cuerda) y para el cue final jaranas, requintos, mandolinas, guitarras, contrabajo, bombo, cello y violin, con los pizzicatos y punteos de las jaranas y requintos mezclandose con las gotas y la música creciendo con la intensidad de la lluvia.